ALIMENTACIÓN Y ESTRÉS


¿A que llamamos estrés?

¿Es algo que esta sociedad moderna ha creado o sufrían ya de estrés nuestros antepasados? Siempre que hablo de este tema, me gusta imaginar un árbol en una pradera. Puede ser un árbol fuerte, robusto, con unas buenas raíces que se adentran en la tierra creando solidez y presencia. O puede que sea un árbol pequeño, con unas raíces débiles, y poco profundas. Si hay una tempestad, el primer árbol se va a zarandear con el viento intenso, pero no a caer. 
En cambio el segundo puede que a la mínima se resquebraje y caiga.

La vida es un sinfín de acontecimientos, muchos de los cuales no podemos controlar. Cada día
es diferente y puede que pasen cosas distintas a las que teníamos planeadas.
¡Hay que fluir con lo que la vida nos depara a cada momento!

MIEDO
Si nuestro sistema nervioso esta fuerte, podremos jugar con la vida. Si somos flexibles, estamos presentes a cada momento y priorizamos en cada momento lo verdaderamente importante, sin dejarnos llevar por los apegos. 
Muchas veces los cambios inesperados nos producen estrés porque tenemos miedo, tanto a no poder abarcar todo lo que se nos viene encima, como a las circunstancias nos controlan. También
podemos sufrir rigidez, es decir, dificultades a fluir con lo nuevo. Todos los cambios nos
parecerán mal porque carecemos de la flexibilidad y apertura para abrazar lo que la vida nos ofrece a diario.

ESTRÉS
Cuando no podemos seguir el día a día, cuando los acontecimientos exteriores en nuestra vida nos superan, generamos estrés y sus tremendas consecuencias:
1. Falta de centro interior. Somos como un árbol sin raíces.
2. Debilidad de nuestro sistema nervioso Suele deberse, en parte, a una alimentación
extrema con efectos desmineralizantes y debilitantes.

3. Falta de horas de descanso.
Mucha gente padece el temido insomnio, tanto si no podemos conciliar el sueño al ir a dormir, como si nos despertamos entre las 2-4 a.m.

4. Potenciar en exceso «el hacer»
Nos imponemos múltiples tareas que no podemos realizar debido a una visión ilusoria.
La mente vibra más rápidamente que nuestro cuerpo físico, que no puede seguir este ritmo.

5. Nos olvidamos del «ser»
El ser nos da fuerza, dirección y estabilidad.

ALIMENTOS EXTREMOS QUE CAUSAN ESTRÉS

Observemos el ruido en la calle, las músicas estridentes, los anuncios en televisión o en el cine: cuanto más violentos y ruidosos mejor para atraer al publico.

A la hora de comunicarnos, todo el mundo desea tener la razón y no se escucha con calidad y paciencia al otro, y todas estas vibraciones extremas son generadas por una forma de alimentación extrema.
Si comemos carne, seremos más agresivos que si comemos tan sólo verduras. 
Si tomamos azucares refinados, sufriremos subida de azúcar, adrenalina, hiperactividad

y comportamiento extremo. 

ALIMENTACIÓN Y ESTRÉS

Si tomamos alcohol, todos nuestros cuerpos (físico, mental y emocional) se verán afectados.
Incluso esta sustancia está prohibida cuando conducimos ya que se conocen sus efectos tan devastadores para el sistema nervioso.

¿Por qué estamos tan apegados a estos alimentos que generan adrenalina? ¿Qué nos aportan? Puede que una sensación de poder, solidez, capacidad, rapidez y chispa, pero es muy momentánea, ya que tendremos que pagar un precio muy caro por ello a no tan largo plazo.

ALIMENTOS EXTREMOS QUE GENERAN EXCESO DE ADRENALINA Y DEBILITAN
EL SISTEMA NERVIOSO

Carnes, embutidos, excesos de lácteos y grasas saturadas, snacks salados (con sal cruda), exceso de horneados (pan, bollería, pizzas), el consumo diario de azúcares refinados (azúcar blanco, moreno, de caña, miel, sacarinas, fructosa, sirope de arce, chocolate, helados con azúcar, chucherías y golosinas), bebidas gaseosas azucaradas, pastelería, estimulantes como el café, el alcohol, vinagre, etc.

Estos alimentos poseen exceso de energía yang y afectarán órganos como el hígado y la vesícula biliar, produciendo emociones fuertes (ira, impaciencia, agresividad, hiperactividad), aparte de
todos los problemas físicos que conllevan (obesidad, colesterol, presión alta, arterias obturadas, piedras). También bloquearán el funcionamiento de bazo y páncreas que, para un óptimo funcionamiento, necesitan el sabor natural de verduras dulces.

EFECTOS YIN EXTREMOS

Al desconocer la forma de obtener este sabor dulce natural, deseamos compensarlo con azucares de efectos rápidos, de efectos.
Yin extremos: los ya mencionados azúcares refinados que dañan estómago, bazo, páncreas y producen falta de auto-estima, victimismo y debilidad general. Al mismo tiempo, nos sentiremos atraídos por sustancias estimulantes (café, alcohol, bebidas gaseosas azucaradas…) que nos generan una energía falsa que no tenemos y que dañan riñones y vejiga, generando con ello
emociones de preocupación, inestabilidad y miedos.

EMOCIONES GENERADAS POR ALIMENTOS EXTREMOS EN LOS DISTINTOS ÓRGANOS

Hígado y vesícula biliar: Agresividad, ira, impaciencia, hiperactividad, inflexibilidad.
Estómago, bazo, páncreas: Preocupaciones, exceso de pensamientos, apegados al pasado, falta de autoconfianza, víctima.

Riñones, vejiga: Miedos, falta de coraje, cerrados a experiencias nuevas.
Pulmones: Emociones cerradas, no compartidas.
Estancamiento de energía. Falta de comunicación con el exterior, aislamiento.
Si ponemos toda esta información en perspectiva veremos claramente dónde se genera el temido estrés a nivel de alimentación, ya que por descontado no es tan sólo la forma de alimentarnos, sino
también la forma de vivir de nuestra sociedad actual.

ALIMENTOS QUE GENERAN ENDORFINAS

Estos alimentos, de vibración moderada y sin altibajos energéticos, son los que nuestro cuerpo físico necesita en cada comida:
Cereales integrales, proteínas vegetales, semillas y frutos secos, verduras y frutas locales y estacionales, algas, condimentos y endulzantes naturales. Eso sí, cocinados de forma sensorial, atractiva y apetecible.

Puede que se piense que es imposible de realizar el combinar estas dos necesidades humanas en una sola (lo que necesito y lo que deseo), pero es totalmente posible.

El consumo regular de estos alimentos generara bienestar, una conexión más honesta y verdadera con nuestras necesidades. 
Podremos escuchar mas de cerca los mensajes de nuestros tres cuerpos, lo que nos permitirá equilibrarlos de forma más consciente y simple. Fomentarán más paz interior, claridad y endorfinas, tan necesarias en el día a día de nuestras vidas.

Un sistema nervioso con vitalidad y fuerza

El sistema nervioso es nuestro sistema de comunicación. Se compone de un conjunto de células, las neuronas que se interconectan, formando así un complejo entramado a modo de circuitos impresos de un ordenador, que transmite las órdenes del encéfalo (sistema nervioso central) a
los músculos esqueléticos (sistema periférico cerebroespinal) y regula de modo automático el funcionamiento de los músculos involuntarios (sistema periférico autónomo).

Es el sistema que recoge los mensajes y vibraciones, viajando a través de la médula espinal y del canal espiritual. Si el canal espiritual está bloqueado (exceso de grasas saturadas o débil –exceso de energía Yin ) no podrá fluir, recoger y repartir energía a través de nuestros chakras y hacia todos nuestros órganos.

Todos los alimentos, bebidas y formas de vida que generen adrenalina constante, debilitarán
al sistema nervioso a largo plazo (alcohol, estimulantes, bebidas gaseosas azucaradas, azúcar, chocolate, helados). Si nuestro sistema nervioso está débil, todo nos parecerá estresante, el mundo exterior nos controlara y nos sacará de nuestro centro.

Por el contrario, si está equilibrado, no nos sentiremos víctimas de la vida y podremos afrontar cualquier circunstancia con energía, coraje y claridad.

Es uno de los sistemas del que más se abusa, ya que está directamente relacionado con nuestro cuerpo mental: el que controla la vida de la mayor parte de los humanos.

Nuestro pequeño ego/personalidad nos obliga constantemente a generar un estado totalmente artificial, con estrés e insatisfacción.

Pasamos parte de nuestra vida obligándonos a «hacer» a generar «cantidad», a construirnos un mundo ilusorio que no es real. Esto no nos ayuda a conocer nuestra Esencia, nuestra verdadera Voz Interior. Si no estamos en contacto con ella, ¿cómo
vamos a escucharla?
Si no estamos satisfechos con nuestra vida diaria, empezaremos a poner mas énfasis en nuestra vida exterior, generando emociones que no nos nutren, atándonos a alimentos que no necesitamos, y creando pensamientos que no nos conducen a generar Paz y Armonía.

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